Una app
diseñada para smarphones ha revolucionado la forma de comunicarse de
aproximadamente 300 millones de personas que la usan. También la de
quererse y de relacionarse en parejas o amigos. whatsapp hoy en día se
volvió una forma de comunicación poco emocional ya que las personas demuestran
sus sentimientos a través de un móvil y eso genera poca interacción entre
personas.
Hoy en día
se ve que whatsapp cambio la convivencia social más en los jóvenes es el medio
ideal para estar en contacto, abona el terreno del amor sin necesidad de estar
frente a frente y mantiene la intimidad, se cree que muchos jóvenes están descubriendo
que gracias a él son más lanzados en una declaración de amor, ya que no nos
obliga al contacto piel con piel. Hace dos décadas esperaba que su
novio (a) o llamara al teléfono fijo de su casa, hace diez años, que
le mandara un mail o un sms,y hoy, ya entrados en el siglo XXI, todo el mundo
aguarda con anhelo ese símbolo con pequeño teléfono metido en un
globo verde, es decir, la señal inequívoca de que le ha llegado
un whatsapp.
Pero
WhatsApp también es, en realidad, un arma de doble filo. Al principio puede
encender la llama, pero también genera ansiedad y una falsa ilusión de control.
¿La razón? La herramienta permite ver cuando una persona está en línea y a qué
hora se conectó por última vez. Por eso, uno de los principales problemas con
los que se encuentran los enamorados que usan WhatsApp cuando la relación ya
está consolidada son los celos. Tener la opción de comprobar que su pareja
habla por este medio con otras personas puede generar desconfianza y
suspicacias.
Está bien querer saber del otro, pero hay que tener cuidado. Es fácil rebasar ciertos límites. Si consultamos los nuevos mensajes cada vez que llegan o cada pocos minutos, los mensajes ya no facilitarán la comunicación con otras personas sino que nos limitaran e incluso nos agobiarán. Una buena norma puede ser atender primero a quienes se dirigen a nosotros en persona, después a las llamadas, después a los mensajes instantáneos y por último a los correos. Cada uno en su espacio elegido para eso. No en función de cuándo lleguen, sino en el orden en el que previamente hemos asignado. De otro modo nos volvemos dependientes y potenciamos la impaciencia, esta aplicación tiene sus pros y muchos contras
Connie Atoche
No hay comentarios:
Publicar un comentario