martes, 3 de junio de 2014

Whatsapp: Un arma de doble filo


Una app diseñada para smarphones ha revolucionado la forma de comunicarse de aproximadamente 300 millones de personas que la usan. También la de quererse y de relacionarse en parejas o amigos. whatsapp hoy en día se volvió una forma de comunicación poco emocional ya que las personas demuestran sus sentimientos a través de un móvil y eso genera poca interacción entre personas.

Hoy en día se ve que whatsapp cambio la convivencia social más en los jóvenes es el medio ideal para estar en contacto, abona el terreno del amor sin necesidad de estar frente a frente y mantiene la intimidad, se cree que muchos jóvenes están descubriendo que gracias a él son más lanzados en una declaración de amor, ya que no nos obliga al contacto piel con piel. Hace dos décadas esperaba que su novio (a) o llamara al teléfono fijo de su casa, hace diez años, que le mandara un mail o un sms,y hoy, ya entrados en el siglo XXI, todo el mundo aguarda con anhelo ese símbolo con pequeño teléfono metido en un globo verde, es decir, la señal inequívoca de que le ha llegado un whatsapp.

Pero WhatsApp también es, en realidad, un arma de doble filo. Al principio puede encender la llama, pero también genera ansiedad y una falsa ilusión de control. ¿La razón? La herramienta permite ver cuando una persona está en línea y a qué hora se conectó por última vez. Por eso, uno de los principales problemas con los que se encuentran los enamorados que usan WhatsApp cuando la relación ya está consolidada son los celos. Tener la opción de comprobar que su pareja habla por este medio con otras personas puede generar desconfianza y suspicacias.

Está bien querer saber del otro, pero hay que tener cuidado. Es fácil rebasar ciertos límites. Si consultamos los nuevos mensajes cada vez que  llegan o cada pocos minutos, los mensajes ya no facilitarán la comunicación con otras personas sino que nos limitaran e incluso nos agobiarán. Una buena norma puede ser atender primero a quienes se dirigen a nosotros en persona, después a las llamadas, después a los mensajes instantáneos y por último a los correos. Cada uno en su espacio elegido para eso. No en función de cuándo lleguen, sino en el orden en el que previamente hemos asignado. De otro modo nos volvemos dependientes y potenciamos la impaciencia, esta aplicación tiene sus pros y muchos contras


Connie Atoche

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